Llegó la noche,
momento de dormir.
No mas locos en coche,
por lo menos no los voy a oir.
Espero algo lindo soñar,
pero no puedo un ojo pegar.
Es que la Luna me llama,
me dice -ven, hermana-.
El mar del cielo,
mil luciérnagas pegadas a algún objeto de él,
y mil masas de agua
que rompieron a llorar.
Tal vez duerma tranquila,
me tranquiliza el sonido de la lluvia,
la noche es tan bonita:
me imagino que soy rubia,
así se ven mis mechones,
y parezco un conjunto de amarillentos melones,
son ricos, ¿los probaron?
yo sí, y me gustaron.
Tal vez sueñe con eso,
con los melones,
tranquilos mis huesos,
y entre amarillo, mis mechas marrones.
Durante el día que viene mañana,
quiero pelo negro,
se ve hermoso en la montaña,
pero corto, que no sea molesto.
Así describo la noche
mientras vuelvo en el coche.
Así tiño y corto mi cabello
en algunos de mis lindos sueños.
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