domingo, 27 de mayo de 2012

VENILUX: Amor Interplanetario


Nuestro planeta está lleno de magia... desde glaciares al sur de América hasta montañas del Himalaya. No hay casi lugares en nuestro mundo que no hayan sido visitados por el hombre. Pero hay lugares de los cuales nunca se han recibido noticias, ya que todos los que van, nunca vuelven. Por suerte, hay gente dispuesta a correr esos riesgos, porque tienen pasión por el peligro. Yo, por ejemplo, soy uno de ellos. Me llamo Jack, y tengo veinte años. Me estoy preparando para algún día salir a descubrir lo que hay fuera de nuestro planeta. No se lo que me espere allá. Tal vez extraterrestres, meteoritos... una novia. Hace mucho que estoy buscando una. Pero a pesar de que soy muy seductor, todas las chicas son iguales: manicura, pedicura, peluquerías, zapatos. ¿Tengo que conformarme con eso? No puedo. Quiero una mujer que aventurera, divertida, y que no se preocupe más por un vestido sucio que por su novio. No señor. Yo confío en que va a aparecer alguien. Alguien que sea como yo. No me voy a dar por vencido nunca... aunque sea horrible aquella chica. 
 Hace una semana, terminé con Rosalie. Era linda, pero todo el tiempo me hablaba de ropa. Mis peores pesadillas desde entonces, son sobre ropa. Me pedía ropa todos los días. Y si al final de cada día no le llevaba al menos unos zapatos de $200, se ponía a llorar. Entonces, llegó el día en que me cansé y dije adiós a aquella bella chica con la que salí casi seis meses. Pero claro, no era sólo el tema de las prendas y los accesorios. Había algo que me inquietaba mucho más en ella: su desconfianza. Cada vez que me veía hablando con Jane, mi amiga desde primer grado de primaria, se enojaba y no me llamaba durante una semana. Era irritante y molesto. Y lo peor es que mis padres se decepcionaron mucho cuando les conté que habíamos cortado. A ellos les caía bien. Pero díganme, ¿no es lo importante que a mí me guste? Si a ellos les cae bien cada chica que pasa por la cuadra de mi casa... no tardarán en recuperarse.
De todas mis novias, Judy fue la mejor. Pero tampoco me llenaba. Era buena, y ayudaba a la gente... pero cada vez que iba a vez que llegaba tarde a una cita o que le preguntaba por su familia, me regañaba. ¿Está mal preguntar por la familia? Sus padres a veces peleaban, por eso me preocupaba y le preguntaba por ellos. Me hacía sentir mal, y no podía soportar aquella sensación. Por eso, decidí que nuestra relación tenía que quedar en el pasado. Yo quisiera ser su amigo, pero cada vez que la veo por la calle y la saludo, mira para otro lado y simula que no me conoce. Es triste que así hayan terminado las cosas entre nosotros.

Ahora que lo pienso mejor, después de escribir esto, no sé si quiero otra novia. Además, sin novia y con mi nuevo departamento donde estoy tranquilo y no vuela una mosca, puedo concentrarme en mis tareas de la Universidad sin problemas. Sí. Cuando llegue una chica decente a mi vida, lo sabré. Y sólo entonces, me arrepentiré de decir esto: EL AMOR APESTA. Pero para ese momento falta mucho, lo presiento. Tal vez ni siquiera llegue. Chicas... sólo piensan en lo exterior. Y no voy a dejar esa idea de lado hasta que alguna pruebe lo contrario. ¿Habrá mujer en este mundo materialista que pueda? 


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